Por un lado, es posible que su actitud de defenderse ‘atacándote’ responda a una necesidad de negarse su propia realidad. Ya sea por timidez, o por la educación recibida o experiencias sensuales en la infancia mal asimiladas, de algún modo ella sabe que algo de esto la inhibe para desplegar más su sexualidad y, por supuesto, la posibilidad del orgasmo.
Por otro lado, es también posible que ella lleve algo de razón y te falte algo de conocimiento sobre el sexo. Te honra el que reconozcas esta posibilidad. Aunque en general, importa mucho más que se den la entrega mútua, la sintonía emocional con la pareja y la espontaneidad, que muchos conocimientos o experiencias sexuales acumulados. Un consejo al respecto es que abandonéis la idea del orgasmo como objetivo supremo, no abordéis la penetración demasiado al principio, ni demasiado rápido, mejor deja que sea ella quien la busque –o que lleve más la iniciativa en general, simplemente mostrándote un poco más pasivo en momentos importantes- y, estando atento, no permitas nunca que la cosa siga cuando ves que ella deja de sentirse a gusto, de otro modo puede verte un poco egoísta. Averigua si le preocupa algo concreto, como quedarse embarazada o sentir dolor. Ved si tenéis bien cubierto el tema de los métodos anticonceptivos. Observa si ella tiene la capacidad de excitarse mucho y lubricar de forma abundante. Pregúntale también cómo le gusta esto o aquello, y exprésale cómo te gusta a ti, en el sexo nadie ha nacido enseñado ni con el don de la telepatía.
Dado que estando en pareja a menudo se tiende a querer compartirlo todo, algunas personas creen que esto abarca incluso las cosas negativas. Es una visión muy equivocada y, por desgracia, aún bastante frecuente entre los seres humanos. Al señalarte por tu posible falta de experiencia o saberes sexuales, probablemente a su manera te pide ayuda, y a la vez se está señalando a ella misma, solo que esto último no soporta aceptarlo y de este modo se desahoga un poco –además es algo que no podrás negar del todo-, pues quizá ya se presiona bastante a sí misma con tener que demostrarse que es una mujer a la altura de los tiempos, sexualmente liberada, que debe tener orgasmos o saber hacer lo que sea en este campo. Esta preocupación es contraria a la espontaneidad.
Sugiero que, comprendiendo todo esto, reconozcáis juntos, de forma desenfadada, que es cierto que quizá necesitáis mayor ‘conocimiento’ sobre el sexo, y busquéis juntos formas de encontrarlo. Hay abundantes recursos al respecto, tanto en librerías como en Internet mismo. La misma práctica será sin embargo el mejor método de aprendizaje, pero enfocadlo de un modo diferente. Habladlo antes. Sed creativos. Por ejemplo, proponeos por ahora descartar la penetración y explorar otras cosas, contemplando los masajes o las masturbaciones mútuas. Cread un ambiente adecuado, con música agradable, fragancias, luz ténue, un baño,… Avanzad siempre sin prisas, explorad vuestros cuerpos -¿os conocéis lo bastante en esto?- y, como dije antes, empújala a veces que tome ella la iniciativa, de este modo se encontrará más de frente con aquello que realmente la inhibe, y quizá improvisará el modo de superarlo, no delegándolo en ti o en tu supuesto ‘saber hacer’.