Travestismo y transexualismo son conceptos sobre los que existe todavía hoy mucha confusión. Es uno de los muchos ejemplos que pueden llevarle a uno a poner en entredicho los criterios sobre los que se asienta la supuesta ciencia de la Sexología, así como una parte de la Psiquiatría. Y es que estos conceptos, travestismo y transexualismo, reciben abundante tratamiento en esta última disciplina médica, la que trata los desórdenes mentales. Según el Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) ambos se encontrarían dentro de la categoría 'Trastornos sexuales y de la identidad sexual', posicionando al primero en la subcategoría de parafilias (también conocidas como desviaciones o perversiones), y asociando al segundo con frecuentes casos de psicopatías. Casi nada. Desde perspectivas psicoanalíticas, la confusión no se aclara precisamente: las interpretaciones del fenómeno se centran mucho en el pene, en base a su nivel de exhibición, aceptación u odio, los simbolismos de castración que este fenómeno al parecer lleva muy implícitos, y se menciona de nuevo la posibilidad de un delirio psicótico en los transexuales.
Respecto a esto de las psicopatías, es probablemente cierto, si escarbáramos en los anales de la criminología, que bastantes psicópatas habían iniciado una pendiente hacia el transexualismo (ver la película El Silencio de los Corderos); pero cabe decir al respecto que un síntoma no constituye la estructura completa de la personalidad. Del mismo modo que un entorno familiar adverso, con unos progenitores que educan de forma altamente contradictoria, puede desencadenar en un niño una esquizofrenia o un desorden bipolar, quién sabe si también las potentes crisis disfóricas a raíz del conflicto con la propia identidad sexual pueden desencadenar una psicosis, siendo por tanto ésta posterior al transexualismo quizá innato.
Está claro que el travestismo es un fetichismo, sobre todo cuando necesita casi exclusivamente vestirse con ropas del sexo opuesto para conseguir excitación erótica y sexual. El principal problema es que puede ocasionar trastornos emocionales en la propia persona, sentimientos de culpa, vergüenza, etc., y en su pareja sentimental si la hubiera, pudiendo ésta, mujer, impactarse profundamente debido a la educación y a los estándares socioculturales interiorizados; la imagen de un hombre vestido de mujer se relaciona automática y negativamente con falta de hombría, homosexualidad, pasividad, desorden mental, etc., pese a que el hombre travestido no muestre ningún carácter amanerado ni afeminado y conserve su rol activo, masculino y su autoestima. En este caso, el del travestismo heterosexual, sí que el psicoanalísis ofrece herramientas de comprensión, con las que se puede estar o no de acuerdo: la asociación y posterior fijación, en la etapa infantil, de los ropajes femeninos maternos con la figura de la madre protectora y nutridora, proveedora de seguridad, comprensión y armonía; el objeto de deseo, la mujer, ha sido desplazado hacia sus vestimentas, en una búsqueda, en el fondo una admiración, por su esencia como madre en potencia.
Bueno, ahí va un articulito interesante que ayuda a estructurar el tema:
ENTENDAMOS EL TRAVESTISMO
HOMBRES QUE SE VISTEN DE MUJER ???
El Travestismo en su definición más simple es el "vestir según el código de imagen del sexo opuesto al propio", sobreentendiendo por sexo: sexo genital. Sin embargo, las cosas son mucho más complicadas.
Básicamente hay cuatro clases de travestismo. Unos que se originan en la propia sexualidad y el que se fundamenta en la propia identidad sexual.