¡A echar a volar la imaginación! ...Fantasías sexuales

Para cualquier pareja es muy importante y necesario compartir sus fantasías sexuales. Pero para cada cual requiere de un alto nivel de seguridad en sí mismos, de confianza entre ambos y una buena comunicación en general; específicamente en lo sexual. Para ello deben construir un espacio de intimidad y confianza en el que ambos no se sientan amenazados.




La fantasía como tal, es el uso de la imaginación. Es generar imágenes con algún nivel de contenido erótico, que puede ser desde algo muy implícito y romántico hasta fantasías más directamente explícitas. En general, si son bien llevadas, las fantasías eróticas ayudan de gran manera a enriquecer la vida sexual de la pareja.

Tal como explica Soledad Torres, psicóloga de parejas de la agrupación “Reencantar��?, la capacidad de imaginación y la fantasía es un ingrediente básico, un aliño esencial en las relaciones sexuales y un buen componente en las parejas estables, ya que permite mantener el interés, la variedad y la motivación en la cama.

“No cualquier pareja tiene la capacidad para comunicarse sus fantasías sexuales, y las que logran aquéllo, por lo general, son parejas que tienen un nivel de intimidad establecido, de buena calidad y de verdadera confianza, que enriquece la vida sexual entre ambos��?, explica la especialista.

A su juicio, es importante entender que en la vida cotidiana las personas fantasean, imaginan y le van dando ciertas características de deseo a esas fantasías, que muchas veces van más allá de lo sexual. “Las personas emplean la imaginación como un elemento que permite preparar situaciones como, por ejemplo, una entrevista de trabajo, el asistir a una fiesta o a una reunión especial. Se preparan emocionalmente en forma positiva o negativa para lo que va a suceder��?, aclara.


En el terreno sexual
La sicóloga indica que en el plano sexual, muchas veces las personas usan la fantasía o imaginación en contra de la preparación erótica. Ello, porque empiezan a pensar en todo lo que puede salir mal o en lo desagradable que pueda haber en el tema. Y ello pasa a ser un obstáculo en vez de una ayuda para el encuentro sexual porque inhibe el deseo.

“Por ejemplo, una mujer puede empezar a fantasear sexualmente con el encuentro con su pareja, pero a la vez se acuerda que él se está dejando barba lo que a ella le molesta. Y por supuesto eso hecha por tierra cualquier fantasía que podría provocar satisfacción y felicidad��?, aclara.

Según la especialista, la fantasía usada para la vida sexual en general es un elemento que puede ser una muy buena forma de prepararse para un encuentro sexual-erótico pleno.

“Si una se va a encontrar en la noche con su pareja, a veces es bueno empezar desde la mañana a evocar sus olores, su mirada ardiente, sus caricias, e imaginar lo agradable que va a ser estar con el otro. Así, la persona se va conectando física y emocionalmente con el erotismo, de manera que al momento del encuentro con la pareja ya se ha avanzado bastante en el tema del deseo��?, recomienda.

Por ello, agrega, es muy importante tener presente estas situaciones, ya que hay personas, en especial mujeres, que sienten mucha culpa respecto de las fantasías sexuales y tienden a negarlas en vez de permitir que ocurran.

Las fantasías más recurrentes
A juicio de Soledad Torres, las fantasías más frecuentes son, por ejemplo, tener encuentros sexuales con desconocidos o con más de una persona; otras apuntan a ser forzados a tener una relación sexual. Algunas tienen que ver con la diversidad de los espacios en donde se pueda tener un encuentro sexual, como moteles, ascensores, azoteas, al aire libre en el campo, en un baño, en el agua, etc.

También las fantasías tienen que ver con las posiciones o el tipo de acto sexual, o con elementos externos como disfraces, y/o implementos eróticos como los juguetes sexuales. Otra de las situaciones más recurridas es el jugar con las comidas, los sabores y los aromas.

La sicóloga repara en que hay que hacer la diferencia entre quedarse sólo en la fantasía o representación mental, en las que no hay problemas ni límites, y entre el llegar a concretarlas. “No necesariamente el tener una fantasía significa que se va a llevar a la práctica. Incluso, hay una serie de fantasías que cuando se intentan aplicarlas, resultan muy alejadas de lo erótico o placentero��?, explica.

Por ello, es recomendable conversar las fantasías con la pareja y en base a eso concretar algunos elementos de esa imaginación. “Por ejemplo, si uno tiene la fantasía de tener sexo con más de una persona, se puede incorporar un tercero imaginario en el juego entre ambos, aunque hay parejas que incorporan a un tercero real��?, asegura la psicóloga.

En conclusión, lo central de la fantasía en la sexualidad es que es una “representación mental��?, por tanto, las personas no tienen porqué coartarse en lo que sienten o en lo que imaginan.

La mayoría de las fantasías no tienen una identidad definida y no necesariamente tienen que ser con la pareja. Muchas mujeres fantasean con tener relaciones con hombres desconocidos, imaginarios, actores, o una mezcla de varias personas que conocen.

En el fondo, son un juego, un sueño que no necesariamente requiere de la concreción. Y un ejemplo concreto de ello, es que muchas mujeres tienen la fantasía de ser violadas, pero en la realidad jamás desearían vivir ese episodio.

“Siempre es recomendable compartir las fantasías con la pareja para evaluar y tantear terreno. Cuando ambos tienen un buen nivel de intimidad, comunicación y confianza, todo es posible y pueden concretar sus fantasías sin que sean amenazantes o destructivas para la pareja��?, concluye la especialista.