Este mes de junio se puso en marcha la campaña de lanzamiento del nuevo fármaco para el tratamiento de la eyaculación precoz, la dapoxetina, que se comercializa a partir del lunes 6 de julio con el nombre de Priligy. De entrada, como es natural, se han comenzado a difundir datos sobre la prevalencia de la eyaculación precoz en España, aludiendo a que un 30% de los hombres la padecen.
El gran problema para la credibilidad de estos datos es cómo y quién los ha obtenido. Los especialistas en sexología somos conscientes de la dificultad que el diagnóstico de eyaculación precoz entraña. Los cuestionarios son de muy escasa fiabilidad, siendo clave la entrevista directa, que, únicamente si la realizan expertos en terapia sexual puede aproximarnos a la verdadera extensión del problema. Y es que, a la cantidad de tiempo que se tarda en eyacular tras la penetración (latencia eyaculatoria), le ocurre lo que al tamaño del pene: se tiene la fantasía de que debería ser mayor. De hecho, en terapia sexual con hombres preocupados por su eyaculación precoz, uno de los perfiles que encontramos es el del hombre con baja autoestima sexual que asocia ambas preocupaciones: complejo de pene pequeño e inquietud por conseguir retrasar su eyaculación.