
La definición
Parece obvio, pero no está de más aclararlo: la eyaculación precoz no es una enfermedad, sino que se la considera sólo un trastorno, que llega a afectar a un 75% o más de la población masculina en algún momento de su vida sexual, pudiendo aparecer tanto en las primeras experiencias sexuales como ya de adulto tras un prolongado periodo de normalidad. Es la disfunción sexual más frecuente, según la mayoría de especialistas, y aunque aparente un carácter esporádico o pasajero, casi siempre el trastorno subyace de forma persistente. Esta primera definición debería ayudar a muchos hombres, aquejados de este problema, a no cargar con el peso de un complejo a sus espaldas.
Una segunda definición, elaborada aquí de forma más completa y que es, de hecho, un compendio de las más habituales, reza así: la eyaculación precoz es la dificultad persistente, y el malestar que causa a uno mismo y a la pareja, para ejercer un control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio o sobre las sensaciones que conducen a él, ocurriendo la eyaculación antes de que el hombre lo desee, o sobre todo antes de que la pareja sexual (en especial la mujer) haya obtenido satisfacción, y en los momentos inmediatamente anteriores o posteriores al inicio de una práctica sexual, comúnmente la penetración; por 'inmediatamente posteriores' se establece un tiempo máximo de entre 30 segundos a 2 minutos.
El trastorno provoca un sufrimiento o malestar personal,
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