Así como todas las mujeres pecan de asexuales, la sexualidad lésbica ronda en la inexistencia, como lo menciona Olga Viñuales “La invisibilidad y la negación son sin duda las dos formas de discriminación mas sibilinas que la sociedad es capas de producir”, el desconocimiento fomenta mitos en la cultura y en las personas, se dice por ejemplo: “…las mujeres no tienen sexualidad… ¡sexualidad entre mujeres, imposible! … ¿mujer lesbiana? ah si, esta enferma, es perversa, …son seres incompletos… quieren ser hombres…Odian a los niños…Se pueden curara con un buen amante…
El lesbianismo es la respuesta de algunas mujeres frente al estigma social que hay contra el afecto entre mujeres, sobre todo cuando ese afecto se expresa en términos sexuales.
Cuando el termino lesbiana se observa desde una sexualidad que incluye las expresiones de afecto, el deseo, la conducta y las identidades diversas, desobedece las convenciones y creencias sexuales establecidas, en donde lo diferente es considerado antinatural, estigma, anormalidad; Como en todas las culturas, nuestra sociedad, controla las practicas sexuales, cualquier discurso que se realiza sobre la diversidad sexual es un discurso sobre el poder. En palabras de Pat Califia: “Cuando alguien intenta hacerme sentir culpable por el camino que elijo para llagar al placer quiere algún control sobre mi vida”
Lesbiana se identifica como la persona que siente atracción física y/o afectiva por personas de su mismo sexo. Sin embargo, hablar de sexualidad lésbica es hablar de simbolismo, de deseo, de practica, de identidad, y la identidad como el conjunto de roles que una persona actúa, que le da la sensación de ser único de tener una unidad y coherencia en el tiempo y en el espacio y nos define como individuos.
La identidad sexualidad es un producto social resultado de un proceso histórico en donde la cultura dominante va imponiendo una imagen de ser mujer y transmite a través de familia, escuela, medios, iglesia, un modelo sexual, formas concretas de vivirla y criterios para valorarla.
Este modelo plantea a la sexualidad unida a la reproducción, identifica la sexualidad con la genitalidad en donde el coito es el momento central en toda relación sexual vivida dentro del matrimonio, reduce la sexualidad a la práctica heterosexual, niega la necesidad humana al placer sexual, el autoerotismo y la obtención del placer con la propia sexualidad, señala el comienzo de la capacidad sexual en la pubertad y el final de la misma con el comienzo de la infertilidad. Establece una doble moral que permite el placer sexual a unos y lo niega a otros, marca pautas de comportamiento sexual impone una moral que aprueba o desaprueba la conducta sexual diferencialmente y en ajuste al modelo dominante en la sociedad.
De esta manera tenemos en nuestra sociedad a la sexualidad aceptada únicamente para fines reproductivos dentro del matrimonio heterosexual. Este modelo nos dice como debe ser la sexualidad para hombres y para mueres.
Algunas expectativas que la sociedad espera para los hombres son: que mantenga económicamente al hogar, que haga lo “pesado”, que no salga formalmente con otras mujeres, que imparta respeto y protección que resuelva problemas administrativos, que de prioridad sus necesidades, que sea sexualmente activo.
Algunas expectativas que la sociedad espera para las mujeres son: que sea tranquila y atenta, que haga lo propio de la casa, que la tenga ordenada y limpia, que cuide a los niños, pasividad sexual en la esposa, que sea cariñosa, que exija cuidados sin condición, que cuide el dinero, que no contradiga pareja en público, que de prioridad a necesidades de otros, son las mujeres las destinatarias de la responsabilidad de la reproducción y del cuidado del embarazo.
Con la imposición de estos roles hay un desconocimiento y desvalorización de la sexualidad de las mujeres, quedan discriminadas en el terreno de la sexualidad, existe diferenciación de responsabilidades, actividades, derechos y obligaciones en razón del sexo, con una dominación del hombre sobre la mujer. Se favorece la iniciativa sexual del hombre, se reprime el erotismo en la mujer, se niega su derecho al placer.
Desde pequeña todo el mundo de la mujer se ve reducido y proyectado hacia el matrimonio, el hogar y la maternidad, se le educa en el sentido de reprimir sus necesidades afectivo-sexuales, las construcciones educacionales y las prácticas sociales refuerzan múltiples actos de opresión.
En una sociedad en donde existe una heterosexualidad impuesta, la preferencia a un género trae infinitas diferencias, la relación entre mujeres cuestiona los roles de genero que se han establecido para ellas, de esta manera la lesbiana quede fuera de los roles que se espera para las mueres, vive experiencias que incluyen falta de conformidad con las nociones culturales de genero, amistad, amor y deseo. Plantea la sexualidad domo un conjunto de practicas especificas de relacionamiento que van mas allá del encuentro físico y abarcan desde posicionamientos sociales hasta la construcción y desconstrucción de identidades pasando por los afectos, el placer, la expresividad, la comunicación, etc.
En el proceso de reconocerse como lesbianas, muchas mujeres se enfrentan a un modelo de ser mujer en el que no encajan, renunciando con ello a lo que le han dicho que necesita: una familia , un matrimonio, a la maternidad, a la sexualidad.
Cuando el afecto entre mujeres traspasa el umbral de lo sexual, se piensa que sacrifica todo aquello que le han dicho que es lo debido, se le hace sentir que ha perdido un lugar en el mundo por el cual la mujer heterosexual no tiene que luchar, siente que ha de pagar un precio por ello en contra de su propia sexualidad.
Cuando dos mujeres se liberan de este modelo adoptan una posición autónoma ante la vida, al rechazar el papel tradicional de la mujer, del matrimonio la dependencia deciden hacerse responsables de su vida y luchar contra valores y creencias determinantes en la sociedad. La sexualidad lésbica nos plantea que las categorías para definir la orientación sexual en especifico no son suficientes porque las practicas son variadas, nos hace pensar en la sexualidad como un ejercicio que se enmarca dentro del derecho de las personas, una practica libre de violencia coerción y discriminación y por lo cual debe presentarse en un contexto de libertad y de respeto.
La existencia visible de la homosexualidad pone entredicho los cimientos de la sociedad heterosexual, demuestra que la gente puede ser feliz sin casarse y que no necesitan una familia o al estado o la iglesia para formar parejas estables.
Evidencia que las mujeres no requieren maridos ni hijos para realizarse y llevar una vida plena; pone en tela de juicio todos los papeles tradicionales para hombres y mujeres, lo que demuestra que la heterosexualidad no es la única orientación legitima ni la única natural.