
La imagen que predomina en los medios de comunicación cuando se habla de trabajadoras sexuales inmigrantes responde a mujeres víctimas del tráfico sexual, raptadas, esclavizadas y violentadas en sus derechos. Si a lo anterior –que no deja de ser una realidad, aunque no mayoritaria- se le suma el estigma que conlleva el VIH Sida como infección de transmisión sexual tenemos un cóctel sensacionalista que no refleja lo complejo que puede ser la realidad social de las trabajadoras del sexo.
En busca de mayor información sobre el tema entrevistamos a Clarisa Velocci de la asociación GENERA en Barcelona quien también es miembro del Grupo de prevención sexual de la RED2002 en España.
¿Por qué algunas mujeres inmigrantes optan por el trabajo sexual?
Para algunas mujeres decidir formar parte de la industria sexual es una opción para subsistir en su proceso migratorio ya que enfrentan circunstancias como ser ilegalizadas, es decir, no tener documentos que las autoricen a laborar en el país donde han llegado y su prioridad es tener dinero para subsistir, además de mandarlo a su familia.
El trabajo sexual tiene algunas ventajas como que puedes laborar de la noche a la mañana sin necesidad de mostrar ningún tipo de papel, existe algo de autonomía, además ganan más dinero que desarrollando cualquier otro tipo de trabajo que por lo general son los que los nativ@s no desean realizar como la limpieza de casas, calles, cuidado de ancianos, etc. Si trabajaran en lo anterior con seguridad no cubrirían ni el pago de su propia habitación y como muchas de ellas tienen que mantener a su familia, trabajando en el sexo servicio les alcanza para mandar un poco de dinero a su país.
¿Supongo que la situación de las mujeres inmigrantes trabajadoras del sexo no es igual en todas partes del mundo?
No, por cuestiones culturales, leyes de cada país y situaciones específicas; de hecho cada mujer enfrenta casos especiales. Sin embargo, hay algunas constantes en todas como el estigma que existe al trabajo sexual, al VIH-Sida, a la sexualidad femenina, entre otros factores como la precariedad del trabajo femenino, la falta de información, etc.
En algunos países como Alemania, Holanda y Bélgica, el trabajo sexual está regulado y sus políticas incluyen respeto al espacio de trabajo así como derecho a atenciones sociosanitarias como cualquier otra trabajadora. Sin embargo, sólo aplica para las trabajadoras “legales”; así es que las inmigrantes seguirán siendo vulnerables y sufrirán persecuciones policiales.
¿Cuáles son los factores que hacen a las mujeres más vulnerables ante el VIH SIDA?
Primero que nada que el trabajo sexual está estigmatizado socialmente. En nuestra cultura, las mujeres “buenas” son santas y las malas, “putas”. Al ser estigmatizada la profesión no se regula, se margina, se esconde y como resultado se les hace más vulnerables en muchos aspectos como la persecución de la policía, la violencia y ante las enfermedades de transmisión sexual como el VIH Sida.
Además, lo prioritario es tener trabajo para ganar dinero y vivir. Ante la precariedad del trabajo femenino, menos valorado que el de los varones –aunque desempeñen la misma tarea-, queda aceptar lo que te permita vivir y si tu prioridad es tener dinero para mandar a tu familia aceptarás hasta trabajar sin preservativo si ello implica cobrar más.
Si lo anterior le sumas que la mayoría de las veces no hay educación de la sexualidad en los países de origen de las mujeres, llegan sin información y con una serie de prioridades más importantes que la de cuidarse.
¿Qué se está realizando en la prevención del VIH-SIDA?
Existen varias líneas de actuación desde diferentes organizaciones tanto del gobierno como fuera de él para proveer información y material como jeringuillas y preservativos, además de algunos servicios sociosanitarios. Sin embargo, en nuestra asociación nos estamos replanteando la forma en que se interviene con las trabajadoras del sexo. Consideramos que los discursos son ortodoxos y no reflejan la realidad de las mujeres inmigrantes. No se consideran sus prioridades ni se les escucha, por ello, las campañas suelen ser poco efectivas.
Consideramos importante crear líneas de acción política, empoderar a las mujeres, escucharlas y hacer uso de sus recursos como son las redes de solidaridad que las trabajadoras sexuales tienen, principalmente las latinas. A través de esas redes han llegado a territorio español, sin engaños, sabiendo en lo que trabajarían. Se ayudan en el cuidado de la casa y los/as hijos/as y es ahí -desde sus recursos y su cultura- donde se puede actuar.
Existen muchos retos y líneas de actuación para la prevención del VIH Sida, en principio luchar contra el estigma social y cultural que arrastra el trabajo sexual, la inmigración, el VIH Sida y el hecho de ser mujer. Tenemos que actuar contra los vacíos que existen en el trabajo con las y los trabajadores sexuales migrantes.