¡Aprendamos a disfrutarnos! ...Sexualidad en la pareja


Partir de la idea de que de mí depende cambiar el modelo sexual, permite mirar la sexualidad desde mis propios ojos. Lo crucial es reconectarnos con el propio cuerpo y disfrute, y vivir el placer desde uno con el otro, no para el otro. En definitiva, para disfrutar en pareja, lo central es hacerse cargo de la propia sexualidad y desde ahí aprender a conocer y aceptar las diferencias que conllevar ser dos.




Una pareja es en rigor dos personas, lo que significa que hay detrás de ella dos historias, dos experiencias de vida, dos sistemas de creencias y valores y, en definitiva, dos modelos de sexualidad.

Lo verdaderamente importante es que ambas partes, tanto hombre como mujer, lleguen a un punto de encuentro para vivir la sexualidad en plenitud, por muy diferentes y hasta contrapuestos sean sus modelos de sexualidad con el que llegaron al momento de formar pareja.

Esto no es tarea fácil, pero sí se puede lograr con voluntad y dedicación explica la sicóloga de la Universidad Católica, y especialista en charlas de pareja, Soledad Torres.

“Tanto hombre como mujer tiene su propio esquema de sexualidad y no tienen por qué ser iguales, pero se nos olvida que si no lo comunicamos, se genera a la larga roces, desencuentros y poca complicidad��?, sostiene.

Culturalmente hay un mandato sexual distinto tanto para los hombres como para las mujeres. Desde que somos pequeñas, recibimos la idea y convicción de reservar nuestra sexualidad para un momento especial, lo que en la práctica significa varias restricciones, y también ciertas sanciones sociales y descalificaciones si no se cumple. También se inculca la idea de “hacer sentir bien al otro��?, más que una pasarlo bien. En el fondo se fomenta estar en la sexualidad desde y a partir del otro.

El hombre por su parte crece con el mandato cultural de ejercitar su sexualidad. Mientras más la pone en práctica mejor, lo que a la larga puede convertirse en una exigencia, ya que debe estar siempre activo, “llevando el pandero��?, dispuesto, lo que puede resultar agotador. Tiene la obligación permanente de “quedar bien��?, más que pasarlo bien, de con la funcionalidad de que todo resulte, más que establecer una conectividad con su pareja.

Según explica la sicóloga, estos mandatos culturales sexuales son el telón de fondo con que hombre y mujer llega a formar pareja. ��?Pero así como cada uno llega con su propia experiencia e historia, también hay similitudes entre ellos, y que tienen que ver con la capacidad humana de sentirnos reconocidos, valorados, amados. La capacidad que se tiene para el disfrute, el juego, el placer, para explorarnos, conocernos, aprender y, por tanto, construir nuestro propio modelo de sexualidad��?, enfatiza.

Según la especialista, en una pareja ambos tienen la capacidad para rearmar su propio modelo de sexualidad y construir uno nuevo, cada vez que sea necesario.


Placer desde mí y no para o desde el otro

A juicio de Soledad Torres, para disfrutar la sexualidad en pareja, o para generar un cambio si se siente que no hay disfrute o que el modelo sexual está rutinario o agotado, el principal concepto que se debe aplicar es el de la “apropiación��?, en cuanto a que de mí depende cambiar el modelo. Sólo yo tengo que trabajar, me tengo que hacer cargo con mi cuerpo, mi cabeza.

“Antes, la cultura machista decía que la mujer era el piano, y el hombre el pianista, y que de él dependía la melodía. Hoy el hombre es el piano y el pianista, y la mujer representa a un chelo y su chelista, y cada uno es responsable de ejecutar el sonido que le saca a su propio instrumento. Cada uno verá en qué medida se siente diestro con su instrumento, y la melodía que se va a obtener es la combinación del piano y el chelo��?, señala.

En definitiva, la sexualidad es para cada uno, y desde ahí puedo encontrarme, desencontrarme y perderme en el otro. “A partir de esta idea, de hacerme cargo, permite mirar la sexualidad desde mis propios ojos. Lo crucial es reconectarnos con el propio cuerpo y disfrute, y vivir el placer desde uno con el otro, no para el otro. Lo central es hacerse cargo de la propia sexualidad y desde ahí aprender a conocer y aceptar las diferencias que conlleva ser dos��?, enfatiza la profesional.

Condiciones para el disfrute de la pareja

Lo elemental es la intimidad en una relación estable, para que la sexualidad funcione bien y sea satisfactoria. “Hay que darse un espacio de dos, con tiempo para dos, con espacios mentales y emocionales para dos��?, dice la sicóloga.

Según explica, la intimidad se construye en base a conocerse y aceptar las diferencias; con un manejo armónico y equilibrado del poder de uno sobre el otro; definiendo qué espacio es para la pareja, los hijos, los amigos, generando confianza, donde lo básico es sentirse seguro, no una amenaza; comodidad; interés; tiempo y espacio especial, aprender a hacerse compañía con el otro desde el vínculo; enfrentar conflictos, y reparar cuando hay dolor y daño.

La comunicación sexual también es un ingrediente emotivo que da potencia al placer. “Es una manera de diluir todos nuestros prejuicios y tabúes sobre el sexo. Por tanto, es necesario generar códigos de invitación y aceptación. La comunicación sexual tiene que ser clara, erótica, directa, una oportunidad, saludable y asertiva��?, recomienda.

A juicio de la profesional, el deseo no es sólo instintivo, es un potencial humano que debe ser activado a través de la actitud de ambos hacia la vivencia de la sexualidad, seducción, fantasía sexual, complicidad, los ritos de amantes, la sorpresa, las citas, la creatividad, sensualidad y erotismo sin metas, humor y juego y administración eficiente de la energía sexual.