Métodos anticonceptivos masculinos

En el último tiempo se han desarrollado diversos y variados métodos anticonceptivos masculinos de acuerdo a las múltiples necesidades. Las parejas y varones en particular tienen la libertad de optar por el suyo de acuerdo a la efectividad, técnicas, comodidad y costos que éstos presentan.




La anticoncepción masculina (ACM) se debate siempre entre dos paradigmas. El primero dice que es más fácil frenar una célula al mes (óvulo), que millones de células diarias (espermios). Esto es cierto y pone de manifiesto que efectivamente la ACM es más difícil en teoría que la femenina.

El sexólogo y miembro de la Academia Internacional de Sexología Médica, Dr. Christian Thomas, indica que los estudios actuales están encaminados a encontrar sustancias que, sin frenar la función gonadal androgénica, responsable en buena parte del deseo agresivo -en especial del varón o del macho-, sean capaces de inactivar la producción de espermios y de esta manera producir el efecto anticonceptivo.

El segundo paradigma dice relación con la idea generalizada que el hombre tiene menos conciencia de “cuidarse��? que la mujer, lo que –a juicio del Dr. Thomas- debería ser contrastada con el creciente número de gestaciones “no planificadas��? o “no esperadas��? por parte del sector femenino.

Según explica el sexólogo, el gran método de enorme seguridad anticonceptiva para el hombre es la vasectomía que tiene la ventaja de realizarse en condiciones de seguridad, inocuidad y costo que permiten un acceso masivo a los hombres ya mayores o que deseen no seguir procreando. Esta consiste en efectuar una ligadura o sección del deferente -conducto que se desliza por el escroto y que lleva los espermios desde el testículo a los conductos superiores-, en donde se unirá al líquido seminal para almacenarse y eyacular a través de la uretra.

“En los hombres vasectomizados (equivalente masculino a la esterilización tubaria de la mujer) no se afecta la función sexual copulatoria, ni el deseo, ni la respuesta sexual. El hombre sigue eliminando semen, pero éste está libre de espermios, estéril en este sentido, y evita de esta manera la posibilidad de fecundar a la mujer��?, explica.

El profesional agrega que esta operación que habitualmente se realiza ambulatoriamente, es también reversible, como en la esterilización tubaria de la mujer, y sus resultados de re-fecundación son bastante eficientes.

Preservativos: el rey de los anticonceptivos masculinos

Sin duda que el método más usado por los varones es el profiláctico o condón que junto con tener un rendimiento cercano al 97 %, (70 a 99% según los distintos estudios), permite al mismo tiempo la protección del varón y de su pareja de las ITS (infecciones de transmisión sexual).

“Esta doble función es ultra protector, pues no debemos olvidar que en los últimos diez años han ido en progresivo aumento estas infecciones, en especial, sífilis, gonorrea, clamideas, papilomatosis, condilomas y, por supuesto, el temido VIH��?, especifica.

El gineco-obstetra indica que en la actualidad, los distintos condones que existen en el mercado proveen seguridad, comodidad, variedad de tamaños y para algunos más “regodiones��?, variedad de colores y sabores. La textura que hoy dispone el condón permite asegurar una buena función protectora y garantizar una óptima sensibilidad del glande.

Dentro de los métodos anticonceptivos masculinos no pueden estar ajenos los métodos tradicionales y populares como son el coito interruptus y el uso de espermicidas locales vaginales.

“El coito interruptus -que consiste en la extracción o retiro del pene de la vagina antes de que se produzca la eyaculación-, tiene una eficacia baja, cercana al 30%, lo que lo acerca al rendimiento del coito natural sin protección anticonceptiva. Lo mismo es aplicable para el uso de químicos espermicidas que están en retirada y tienen bajo rendimiento��?, asegura.

El profesional concluye que hoy la ciencia y la tecnología se esfuerzan por encontrar métodos químicos que le den al hombre la posibilidad de manejar de mejor forma su propia anticoncepción y sumarse así a una planificación de pareja más eficaz y bajar las cifras de abortos y gestaciones no esperadas.