Estamos en crisis, ¿pero qué generación no ha pasado por tiempos difíciles? Crisis personales, crisis económicas, la vida del ser humano es como una montaña rusa con subidas y bajadas. En momentos así, más que nunca, lo que debemos tener claro es que este es el periodo que nos ha tocado vivir; y que el tiempo que pasa no vuelve. Como amantes y defensores de la psicología positiva, entendemos que hay que intentar sacar lo mejor de nosotros y afrontar los malos tiempos con todos nuestros recursos. Los problemas están ahí y no hay que negarlos, pero no ayuda entrar en crisis porque hay crisis, o sentirte desgraciado por los problemas que puedan sobrevenir: en lugar de buscar la solución, empleas tu energía en alimentar tú desgracia.
M. A. Martín
El fenómeno de la crisis pulula por doquier y los seres humanos nos contagiamos fácilmente del sentir general. Así, vemos cómo muchas personas que objetivamente no están viviendo las consecuencias negativas de la crisis económica, se contagian de temores difusos que objetivamente no deberían afectarles, pero que hacen un poco más amarga su vida cotidiana. Esto le ocurre a un paciente que acude a consulta con problemas de deseo sexual. Según comenta su mujer, tenían unos ahorros en Bolsa, no mucho dinero, los dos reconocen que su pérdida no cambiaría significativamente su nivel de vida. Son funcionarios de alto nivel con buenos sueldos, su casa está pagada y no tienen mayores deudas. Sin embargo, él vive angustiado, consultando a cada momento los índices de Bolsa, como si le fuera la vida en ello. Hasta el extremo que su vida sexual se ha visto reducida a la nada; según comenta, en este momento, se encuentra bloqueado y no tiene ganas de nada. Es duro ver cómo hay personas que dejan pasar tristemente su vida sin saber sacarle partido. Cualquiera, desde fuera, se da cuenta de que esta pareja tiene una vida privilegiada; que aunque sus ahorros se hayan visto reducidos, no percibe, por ejemplo, que actualmente hay más ofertas, sobre todo de ocio. Que podrían plantearse un viaje para disfrutar de la vida y despertar sus sentidos y su sensualidad. Y ahí esta él, como los avaros de los cuentos, en su mundo gris, reconcomiéndose pendiente de los índices bursátiles.
Por otro lado, podemos ver cómo otras personas que realmente están pasando por situaciones económicamente difíciles no pierden el norte con premoniciones angustiosas y derrotistas. Sencillamente viven la vida día a día; ocupando su energía en buscar soluciones creativas para resolver sus problemas; saben cuáles son las prioridades reales: comida, cobijo y afecto. Si tienen pareja, aprovechan para quedarse en casa y disfrutar de la intimidad de su hogar. La imaginación ofrece muchas posibilidades, es un buen momento para agudizar el ingenio y la creatividad. El sentido del humor también es un gran aliado.
Está claro que el sexo es la actividad gratuita más popular y en tiempos de crisis puede ser un estupendo recurso. El placer siempre nos carga las pilas, aumenta nuestra autoestima y hace que nos sintamos más felices. Si tenemos que ir a una entrevista de trabajo y vamos sexualmente satisfechos, mejor que mejor. Vamos a proyectar mayor seguridad y confianza en nosotros mismos. Si nos despiden, o vienen malas rachas, siempre nos puede servir como compensación.
Es absurdo enfrentar los problemas con pesimismo y con un espíritu de sobresacrifico: el que nos toca por la pérdida y el del duelo por lo perdido. No amigos, no, pensamiento positivo. Si toca apretarse el cinturón, lo haremos. Pero no vamos a renunciar a la posibilidad de disfrutar de los placeres de la vida —el sexo entre ellos— porque las garras de la crisis nos alcancen. Si vivimos tiempos difíciles ya lameremos nuestras heridas y buscaremos con quien disfrutar del sexo y compartir la alegría de vivir.
¿Ha afectado la crisis tu vida sexual? ¿Eres de los que se abruman cuando oyen hablar de crisis? ¿O de los que piensan que al mal tiempo buena cara?