El momento del orgasmo

Aunque la búsqueda del orgasmo es una constante para casi todas las personas, las relaciones sexuales pueden ser muy distintas y su duración y disfrute, muy variados. La oportunidad de llevar al clímax toda la excitación acumulada es un valorado aliciente del sexo. Sin embargo, la búsqueda del deseado orgasmo puede jugar malas pasadas y convertir el encuentro sexual en frustración.

M. A. Martín
En el caso de los hombres, es más frecuente que los problemas del orgasmo tengan que ver con la precocidad. En los casos de eyaculación precoz, la ansiedad contribuye a que no se identifique el 'punto de no retorno', es decir, el momento en que la eyaculación es inevitable. Esto hace que el orgasmo se precipite, sin que el hombre apenas perciba su inminencia.

En algunos casos, los hombres suelen presentar más de una eyaculación. La primera ocurre al poco tiempo de excitarse y después pueden continuar excitados y ser capaces de mantener la erección y seguir eyaculando algunas veces más. Tienden a ser varones jóvenes, aunque no siempre.

En el caso de la mujer, es muchísimo menos común un 'orgasmo precoz', por llamarlo de alguna manera. Además, es muy posible que, en la mayoría de casos en que se presenta, la mujer sea multiorgásmica. Son los hombres quienes suelen vivir como un drama el orgasmo precoz. La mujer parece ser capaz de relativizarlo más fácilmente.

El otro extremo también existe y hay personas que tienen serias dificultades para llegar al orgasmo, y sus orgasmos son tardíos. En estos casos, se quejan, tanto ellos como sus parejas, de lo costoso que les resulta alcanzar el punto culminante. Esto suele ser más habitual entre mujeres, aunque también hay varones que presentan orgasmo retardado (eyaculación retardada). Las causas pueden ser variadas. Muchas veces pueden deberse a mensajes negativos en torno al disfrute sexual. En ocasiones el problema tiene que ver con dificultades para centrar la atención o con un bajo deseo sexual.

Alcanzar el orgasmo es un proceso fisiológicamente sencillo en las personas sanas, se estimulan las zonas erógenas adecuadas y el cuerpo responde. Sin embargo, el sexo está imbuido de contenidos que le aportan significado: creencias, afectos, contenidos simbólicos, todo esto puede interferir hasta el extremo de inhibir la respuesta deseada. Y, como la pescadilla que se muerde la cola, cuanto mayor es la exigencia por orgasmar, mayor es la ansiedad que nos aleja de esa meta.

Lo más placentero es tener una actitud abierta para disfrutar de cada momento de las relaciones sexuales. No hay necesidad de plantearse el orgasmo como meta ni objetivo. Si llega muy rápido, la fiesta puede continuar. Igualmente, si tarda en llegar, como ya estamos disfrutando, no es tan importante.

¿Cuánta importancia das al momento del orgasmo? ¿Te preocupas por tu orgasmo o el de tu pareja? ¿Cuál es tu experiencia al respecto?