Amor en Internet, ¿nueva forma de amor?

Si es cierto que estar en la red viviendo sensaciones nuevas y “reales” es satisfactoria, también es una fuente de insatisfacciones y frustraciones que se producen cuando las imposibilidades de llevar al terreno de lo real, lo virtual es la otra cara de la moneda. Al final muchos navegantes quedan literalmente “atrapados en la red” como dice la canción.

Las personas se seguirán enamorando siempre, quizá ahora con más libertad. Enamorarse un joven estando en México de una Andaluza mayor o un Madrileño Maduro enamorarse de una joven de Maracaibo, ya no es una novedad, las personas que se enamoran serán siempre dos desconocidos, dos extraños seducidos a través de la palabra escrita.

Los mails son la versión moderna de los amores por carta y que cuyo impacto son idénticos a los que produjera el amor de Eloisa y Abelardo, o lo que muchos escritores sintieron en sus amores epistolares: Bernard Shaw, Martín Adán, Cortazar y tantos otros.

Habitualmente una relación virtual empieza con conocer en una sala de chat un desconocido o desconocida, sigue a esto un intercambio de mails, o viceversa, que cada vez se van haciendo más frecuentes. Al mismo tiempo se mantienen largas conversaciones por el chat. Los escritos se vuelven más personales, largos, íntimos y comprometidos. Casi siempre hay en esas correspondencias referencias a llenar vacíos de la vida real. Uno de los dos da la iniciativa de decir frases cariñosas, las que son correspondidas, con mayor o menor o sin ningún reparo.

A esto se sucede el intercambio de fotografías, de conocer algunos detalles personales, como los teléfonos. Las llamadas y mensajes se hacen también frecuentes y allí es donde la virtualidad de la relación se termina, para dar inicio a una relación real. Se toma la decisión de conocerse. A menudo la gente viaja de un país a otro, de un estado a otro etc.

En los encuentros pueden suceder desencuentros, desencantos o afinidades reales. Después de toda esa comunicación profusa llega la hora de la acción, convirtiéndose esta relación en convencional. La facilidad que ofrece este medio para empatizar es superior incluso a la relación cara a cara, donde el apego de las personas se va desarrollando con inusitada intimidad.

El ser un ser anónimo que potencia sus lados buenos y admirables y oculta sus lados negativos, favorece la intimidad. En una relación real la intimidad se va construyendo más lentamente.

Los mails lo soportan todo su ventaja con respecto a la carta es infinito, no solo la extraña rapidez del medio sino su ilimitada capacidad de decir cosas, copiar poemas o canciones o relatar las andanzas bajo la lluvia, que no podrían ser hechas ni por teléfono, ni en carta ni siquiera en el chat mismo.

Lograda la intimidad se dio el primer paso para lograr el sentimiento amoroso de apego. Lo demás va cayendo por su propio peso, la comunicación se va erotizando a partir de escribir abrazo, después el beso y así sucesivamente.