Hace poco, tuve una consulta de una paciente de 29 años, casada y sin hijos. Se encontraba confundida y celosa de la infidelidad de su esposo. La persona en asunto era del ciber espacio, una joven extranjera con quien el mantenía un tórrido romance.
Los sentimientos de ambos eran prácticamente los mismos que encontramos en las relaciones reales. Ella sufría por celos, se sentía frustrada, engañada y al borde la separación. El se sentía profundamente enamorado, y comprendido por la persona más a fin para él.
Otro paciente narró que su amor virtual llego del extranjero, a pesar de estar casada, tuvieron el romance esperado, el paciente dejo a su mujer y se quedo a vivir solo cuando su amor virtual retorno a su país. Otro caso: el amante hizo que la paciente enamorada viajara a otro país, mantuviera una relación que no cuajaba y terminara su relación con visos de tragedia.
Algún tiempo después recibí una consulta de la madre de un muchacho hasta la fecha tímido e introvertido, buen estudiante y muy casero. Nunca había tenido relaciones amorosas y este era su primer año en la universidad.
Había conocido chateando en Internet a una persona que cumplía sus anhelos, colmaba sus expectativas y se sentía muy cómodo charlando de todos los temas. Era esta pareja de la misma ciudad por lo que se aventuró en conocerla. Cuando llego el día de la cita se encontró con que su pareja de Internet era otro joven como él, sólo que mucho mayor.
Usaba un nick ambiguo “Reneé del Paraíso”. Después de la sorpresa ambos siguieron hablándose, llegando el más joven a una relación francamente homosexual, que no había previsto antes.
Un tercer caso, me refiere haber sentido una decepción al sentir que su supuesta pareja del ciber espacio, no existía y quien le escribía había creado un personaje para ella, su enamoramiento fue real y su desamor también.
Las aventuras amorosas por internet, se están convirtiendo en una de las maneras más frecuentes de infidelidad. Millones de personas se arrojan a navegar en el espacio virtual cada día para relacionarse con otras, se considera que la mayoría busca en la red nuevas experiencias y sensaciones, excitación al amparo del anonimato, permitiéndoles todo tipo de licencias, desde dar rienda suelta a la fantasía así como ejercer, todo tipo de comportamientos reprimidos o auto reprimidos socialmente.
Este nuevo desinhibidor permite el acceso a ejercitar cualquier tipo de fantasía, básicamente deseos ocultos, perversos o mucho tiempo reprimidos.