La masturbacion femenina


La masturbación se define como el estímulo espontáneo de las zonas erógenas del propio cuerpo, en especial los genitales, con el objetivo de proporcionarse placer sexual y bienestar, y en ocasiones también desahogo nervioso. Como tal suele empezar durante la pubertad, entre los 11 y los 15 años aproximadamente, aunque algunas personas lo hacen más tarde y otras nunca; también durante la infancia, y parece incluso que durante la fase fetal, ya se observan tocamientos espontáneos o la búsqueda de presión sobre la zona genital, que podrían interpretarse como unas primeras exploraciones masturbatorias ya que van asociados tanto con movimientos cortos y rígidos de pelvis y piernas como con una posterior relajación. Puede practicarse durante toda la vida, incluso adaptándose a las necesidades o habilidades físicas cambiantes.

No existe ninguna obligación de practicarla, ni una frecuencia ideal, ni un determinado exceso peligroso para la salud, si acaso el límite lo marcará el posible perjuicio causado a la convivencia con la pareja, a las responsabilidades laborales, sociales o a las costumbres o normas legales. Es una forma segura y relajante de disfrutar del sexo o simplemente de darse placer, no necesita ni conlleva la relación con otra persona ni la ansiedad de agradarle. Las personas que nunca se han masturbado no necesariamente tienen un problema, pero si sienten que éste existe, puede deberse a condicionamientos culturales o educativos insanos, a falta de deseo, sentimiento de culpa, timidez o inhibición por otras causas. No vamos a entrar en este tema de las falsas creencias, controversias y tabúes que rodean a la masturbación, tan sólo señalar que, por desgracia, algunos siguen hoy presentes, que se percibe todavía el peso negativo de la religión, y que afectan quizá más a la mujer, pues en comparación con el hombre a ésta se le ha reconocido más tardíamente su propia capacidad y derecho a experimentar placer sexual.