La erótica del placer

La búsqueda del placer es algo tan inherente a la experiencia humana que muchas veces se le resta importancia. Experimentar placer es fundamental para mantener un equilibrio físico y mental. Es verdad que la situación que viven algunas personas puede dificultar el disfrute de ciertos placeres. En algunas culturas el placer no es fomentado por considerarse pecaminoso o demasiado mundano. No obstante, desde el punto de vista de la salud y del equilibrio psicológico, experimentar placer con una cierta regularidad resulta muy beneficioso.

M. A. Martín
El sexo ofrece un ámbito y un contexto en el que el placer puede fomentarse especialmente. Como sexólogos, a menudo nos preguntan sobre el tipo de prácticas más recomendables o sobre lo que es normal entre los españoles. Muchas veces estas preguntas llevan la intención de conocer la normalidad para conformarse a ella. "¿Y qué hay del placer?", respondemos nosotros. Creemos que resulta más beneficioso el plantearse qué actividades o prácticas sexuales nos parecen más placenteras. Independientemente de lo que pueda estar haciendo el resto de la población.

La experimentación en el sexo puede llevarnos a descubrir fuentes de placer algo más exclusivas. El sexo nos ofrece amplias y variadas posibilidades, sentirse deseado o deseada aumenta la autoestima y proporciona un notable bienestar. Asimismo, la mera sensación de libertad a la hora de experimentar puede resultar especialmente placentera. Y puede llevarnos a sensaciones más intensas, incluso más sutiles. El descubrimiento de nuevas formas de placer también nos proporciona la sensación de novedad, que puede resultar muy agradable en sí misma.

Una actitud abierta en el sexo permite que el placer físico también aumente. Físicamente, el contacto entre la piel de una persona y la otra, los roces y las caricias, aunados a los besos y la excitación general, usualmente, transportan a la persona a otros niveles de placer.

Cada persona tiene gustos y preferencias, eso está bastante claro. Lo que a veces puede resultar confuso es que una persona no siempre le apetezca el coito, por ejemplo. Se pueden tener relaciones sexuales sin necesidad de llegar al coito. Se llegue o no a la penetración, es posible experimentar muchas variantes del placer sexual.

No ponemos en duda que la penetración tiene un especial atractivo para mucha gente. Las sensaciones físicas de placer en el coito muchas veces son superadas por el placer psicológico que llega a producir la idea de la fusión, de estar fundiéndose en el cuerpo de la otra persona. A muchas personas este placer puede llegar a desbordarles. No obstante, es posible aprender a administrar la excitación y así conseguir que el placer dure más tiempo.

Sentir placer es muy sano. El sexo es una gran fuente de placer. Siempre y cuando se respeten los límites de la otra persona, todo vale.

¿Qué lugar tiene el placer en tu vida? ¿Cuánto lo has buscado? ¿Te lo permites con facilidad? ¿Qué te resulta más placentero en el sexo?