Las parejas que practican el sexo en momentos y lugares diferentes suelen tener una vida sexual más satisfactoria que las que limitan sus demostraciones de afecto a la alcoba.
Es bien cierto que los horarios de trabajo, los niños y la vida social marcan los momentos en que es posible hacer el amor, pero con cierta inventiva e interés, las parejas pueden encontrar ratos y lugares para dar a su vida sexual un aire diferente. Por ejemplo, hacer el amor frente al fuego puede resultar muy romántico, en tanto que un encuentro en la cocina puede dar lugar a un fogoso momento de pasión.
Las parejas que son dadas a realizar el amor en el mismo sitio e incluso en el mismo horario se beneficiarían en gran medida si cambiaran de manera de pensar e hicieran del sexo algo más espontáneo y novedoso.
Un poco de imaginación
Aunque es bueno que las parejas intenten buscar momentos y lugares diferentes, no deben caer en el error de intentar siempre una relación sexual completa. Una caricia apasionada, el sexo oral o masturbar a la mujer para efectuar después, una penetración rápida, puede resultar muy satisfactorio.
Sitios como el baño, la cocina, la sala, el campo, el carro o cualquier otro lugar de la casa que no sea la recámara, pueden resultar muy apasionantes.
Cuidar los detalles
Hacer el amor fuera de la recámara amplía las expectativas y ayuda a mantener el deseo sexual. Sin embargo, la pareja debe cuidar los detalles como el aspecto personal, el estilo de vida y el respeto.
El grado intermedio
Algunas parejas entienden la relación sexual como un interruptor que se apaga o se enciende: tienen un intercambio sexual o no lo tienen. No se dan cuenta que de esta forma desaprovechan muchas oportunidades de contacto físico y demostrarse cariño.
Sentir vergüenza
A lo mejor él desearía abrazarla, en tanto que ella preferiría guardar las distancias. Quizá ella se muestre muy sugerente y él sólo quiera pasear. Tal vez, ambos puedan abrazarse en la última fila del cine, pero se morirían de vergüenza si los viera alguien. ¿Qué ocurre fuera de la recámara cuando uno de los dos quiere acercarse y el otro siente vergüenza? Las actitudes respecto al contacto físico delante de otras personas dependen de la educación recibida.
Las personas vergonzosas suelen estar pendientes de las miradas de los demás y cualquier gesto afectuoso, por discreto que sea, puede provocar en ellas una actitud defensiva. Los que actúan así, difícilmente se detienen a pensar que besarse en público, por ejemplo, no es una forma de exhibicionismo, sino un contacto personal que en nada tiene porqué perturbar a los demás. Cuando el sentimiento de vergüenza dificulta la proximidad física, es recomendable que ambos intenten llegar a un acuerdo. Así evitarán malos entendidos y en la medida en que la persona más tímida se sienta más segura de la conducta del compañero, aprenderá a disfrutar en público de los gestos afectuosos y podrá superar sus reticencias.