Adicta a las situaciones peligrosas.


Una de las quejas más habituales de las parejas es que su vida sexual es aburrida. Perciben que han perdido la excitación sexual y que ya no están motivados para las relaciones sexuales. Sea cual sea el momento sexual que estemos viviendo con nuestra pareja, uno de nuestros principales retos será combatir la rutina y el aburrimiento sexual.

Pero, para la mayoría de nosotros no es fácil salir de la monotonía sexual, nos cuesta mucho mantener vivo el sexo y el romance a lo largo del tiempo. Tenemos que esforzarnos por mantener la comunicación sexual con nuestra pareja, saber sus preferencias y realizar sus fantasías, e introducir novedades sexuales. Estas pautas tan positivas acaban dando sus frutos a los afortunados que dedican tiempo a mejorar la sexualidad compartida. Todos somos conscientes de que introducir variación, novedad y fantasía a nuestras relaciones sexuales, reanima la excitación sexual, pero la realidad es que la mayoría de las parejas acaban- después de los primeros momentos de apasionamiento- haciendo el amor en la cama, y sólo en momentos muy esporádicos añaden la variante del sofá en el cuarto de estar. A las mujeres, según dicen los estudios de sexualidad, con lo que más nos gusta fantasear es con practicar el sexo en lugares “prohibidos” o exóticos.

Morbo sexual

El sexo en el coche y al aire libre nos recuerda la sexualidad de los primeros tiempos, donde todavía no había techo para compartir y la posibilidad de un encuentro sexual dependía más del azar. Hacer el amor en un baño o en el taxi, suponen un reto doble; por una parte, la falta de espacio que nos lleva a adoptar posturas creativas y, por otra, la sensación de riesgo… ¡no se puede pedir más excitación sexual!

Fantaseamos con practicar el sexo en el baño de un avión, en la cocina de nuestra casa, en un ascensor , en la habitación de una casa donde se hace una fiesta a la que estamos invitadas…, no podemos olvidar que las películas nos han ayudado mucho a estimular nuestra imaginación sexual. Cuando vemos a parejas en lugares insólitos en pleno éxtasis sexual, el mensaje implícito queda claro: el sexo es mucho más “salvaje y excitante” cuando añadimos la sensación de alarma y riesgo. El morbo sexual se estimula cuando nos permitimos una pequeña trasgresión.

Pero, aunque no debemos conformarnos con una vida sexual monótona, tampoco es positivo buscar de forma obsesiva emociones fuertes en cada relación sexual. Preparar nuestros encuentros eróticos e introducir novedades sexuales constituyen conductas saludables y hábitos positivos, pero constituirlos en el eje central de nuestra relación sexual es un error. No podemos esclavizarnos a nuestras conductas sexuales o fantasías, porque entonces serán ellas las que nos dominen y perderemos el control de nuestra satisfacción sexual.

Comentas que te gusta practicar el sexo en lugares donde el hecho de poder ser descubierta, la sensación de peligro, es tu principal excitación sexual. Estos entornos “prohibidos”, se han constituido en una fuente de satisfacción exclusiva para ti, y ahora no te resulta excitante cuando practicas el sexo en lugares más “normales”. Es maravilloso que te guste inventar nuevas estrategias sexuales y crear entornos cargados de alta tensión sexual, pero… ¡No esclavices tu placer vinculándolo exclusivamente al riesgo!

Atrévete a practicar el sexo en tu propia cama y recuerda que el poder para excitarte está en tu cerebro. Tú eres la que decides a qué ambiente, persona o cosa vas a dar el valor erótico. Añade nuevas fantasías a tu repertorio y empieza a introducir variantes a tu repertorio sexual, poco a poco ve erotizando las nuevas situaciones, pero no dejes que te controlen ni que te esclavicen. ¡Las fantasías y la creatividad son aire fresco para la relación sexual! Pero, como pauta general, ten en cuenta que: cualquier pasión es buena cuando la controlamos y empieza a ser un problema cuando nos esclaviza y nos hace dependientes de su satisfacción.